miércoles, 8 de febrero de 2012

LA DEMOCRACIA Y YO ( Expulsión del Colegio los Sauces, Admisión en el Colegio Siglo XXI y fundación Asociación de Estudiantes Universitarios "La Pepa")

 Este artículo se publicará en la Revista 
del Colegio Siglo XXI 
(el mio y el de mis hijos) 
en el número de Marzo
que trata sobre La Constitución de 1812.
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Aunque fue poco el tiempo que cursé estudios en el colegio siglo XXI, su espíritu democrático y asociativo me ha acompañado a lo largo de mi vida.

El colegio entró en mi vida de forma algo traumática aunque muy liberadora, como veréis. Tocaba a su fin el año 1985, yo estaba escolarizado en el colegio Los Sauces, un centro de corte tradicional y privado. Mis padres que querían lo mejor para nosotros escogieron un colegio que devoraba el sueldo entero de mi madre. El  exclusivo colegio, recientemente trasladado de un chalet del Viso a  la lujosa urbanización La Moraleja,  estaba a medio hacer (incluso recuerdo un año que estuvimos en un barracón). El caso es que por una caricatura que hicimos a un profesor  al que teníamos mucha manía por que nos pegaba coscorrones y al que había que llamarle DON (Gregorio), fuimos castigados  a realizar una redacción sobre el respeto, escrito que aproveche para, además de denunciar los abusos del profesor y su exclusivo tratamiento, escribir una extensa critica sobre funcionamiento e instalaciones  del inacabado colegio. Acto que me valió una expulsión de 15 días a casa para reflexionar y venir desdicho y arrepentido de verdades que, leídas por mi padre ante el director de la escuela, no pudo negar. Así que aprovecharon la expulsión para presentar el caso ante el  director del Siglo que, incrédulo y sorprendido por la expulsión, no dudo un minuto en admitirme a mitad de séptimo (de EGB). Así, de la noche a la mañana, pase de formar en fila  militar a entrar  en clase a expresar mis opiniones libremente en asamblea.
Esa época fue traumática para mí, porque  todas las noches soñaba que asistía al colegio tradicional con su rígido sistema académico, sus montones de deberes y me levantaba agotado para acudir al colegio real donde alucinaba con cada actividad,  con que cambiáramos de aula para cada asignatura, con que no hubiera libros, con la radio, con el periódico, con las clases de pretecnología, con la inexistencia de la clase de religión,  con la música pop y sobre todo con la asamblea de los viernes, (la amenaza en el patio paso de ser: “se lo voy a decir a la seño” a  “lo voy a plantear en la asamblea”). Recuerdo vivamente un proyecto que hicimos sobre la intención de voto en Moratalaz en el referéndum de la OTAN,  que incluía encuestas, estudio sociológico, incluso en un debate a tres bandas. Precisamente fue en ese coloquio donde experimenté la riqueza del debate y el contraste de ideas, cuando un convencido alumno defendió el impopular  SI. Se trataba de Diego Fernández Alberdi,  y fue su defensa tan acalorada y erudita que gano mi adhesión a sus tesis y por ende mi amistad. Tengo muy buenos recuerdos y muy intensos de aquel año y pico que cambio para siempre mi modo de aprender (por la experiencia) me dotó de espíritu asambleario, de interés social, ciudadanía y capacidad de  trabajar en grupo.
Volví a coincidir con Diego en la universidad Autónoma y allí, junto a otro alumno de este colegio, Ioanes Iparraguirre, fundamos con otras personas de valores democráticos y acreditado gusto por el debate de ideas, una asociación interfacultativa de estudiantes que finalmente bautizamos con el nombre de “La Pepa”. Reunía  un grupo de estudiantes de tantas ideologías y creencias como personas éramos: había un  liberal muy republicano,  un socialista convencido, ateos comunistas, genios independientes, socialdemócratas cristianos, anarcosindicalistas,  filósofos conversos, vendedores de sueños, ilustrados historiadores, futuros doctores….incluso estuvimos a punto de adherir  a  un falangista  “primoriveriano” cuya asociación ARAMA compartía local con la nuestra. Aunque el nombre de “La Pepa” fue casual, terminamos por contagiarnos del espíritu constituyente de 1812 por ser de diferente cuna, ideología, creencia y concepción del mundo. Pero sobradamente capaces de sentarnos en una mesa y compartir respetuosamente cada uno  su visión del mundo como habíamos aprendido en el colegio Siglo XXI. La asociación duro poco más que nuestros estudios, pero en todo momento albergó un contraste de ideas y una capacidad ilimitada para absorber inquietudes que no querían asociaciarse a la polaridad de grupos que por entonces constituían el movimiento asociaciativo de nuestra universidad (o católicos o marxistas).
( de derecha a izquierda: fila de arriba: Michel Bagnat, Ionaes Iparraguirre, Marta Serrano, Beatriz Puga, Diego Fernández y Javier Hayllón. Fila de Abajo: Julia Sánchez -Cerezo, Patrick Narbona, Carlos Arteaga, Ana Belén ? y Paula Márquez) Fotógrafo: probablemente por el perfecto encuadre Fernando Díaz. Foto de junio de 1994. Fotografía original en  diapositiva pasada a papel y luego escaneada.

Este año rememoramos el bicentenario de la constitución de 1812, conocida como La Pepa. En esa época los españoles hicieron un esfuerzo de constituir un sistema democrático donde cupieran ideas y proyectos diferentes. Ese esfuerzo no murió con la restauración monárquica de Fernando VII es mas, se manifestó en numerosos momentos históricos, ese espíritu nos llevo a fundar la asociación de estudiantes La Pepa y es el que inunda  la clara vocación de este colegio.