martes, 7 de agosto de 2007

FUTURO PAPÁ (Por Maca)

“¡Qué guapa estás! ¡Qué bien te sienta el embarazo! ¡Que tripa tan bonita! ¿Qué tal está el bebé?” Me dice mucha gente cuando me ve… Todo el mundo está muy pendiente de mí y yo, la verdad, es que lo agradezco. Es muy agradable ver la cantidad de gente que se interesa por tu salud y la del pequeño bebé que está a punto de venir al mundo.

Pero ¿qué pasa con el padre de la criatura? ¿Qué protagonismo tiene en toda esta historia? En mi caso mucha, casi tanta como yo, a excepción de no tener que portar un bombo de considerables dimensiones y aguantar las incomodidades que se derivan de ese “porteamiento” que, por cierto, son bastantes. Sin embargo él tiene que cargarse con todo aquello que yo, debido a mi estado, no puedo hacer, véase: hacer comidas y cenas, limpiar la casa, coger todo el peso que yo no debo (con la espalda como la tiene, el pobre), poner lavadoras, tender ropa, sacar a los perritos, llevarme y traerme en coche… además de aguantar mis quejas, mis cambios de humor, mis miedos y todo esto con una sonrisa perenne. También se ocupa conmigo de preparar la habitación del niño, comprar todo lo necesario, leer libros de atención infantil y asistir a las clases de preparación al parto.

Pero a él nadie le pregunta ¿qué tal estás? ¿estás nervioso o cansado? ¿duermes bien? ¿qué sientes? Hasta sus amigos le llaman y le preguntan directamente por mí, y mucho menos se hace referencia a si está guapo o deja de estarlo, cuando en realidad si lo está, al menos a mi me lo parece, ya que se le está poniendo cara de papá amoroso. Y eso nadie lo nota.

Escribo esto porque me parece un poco injusta la excesiva atención que la sociedad presta a la madre respecto a la que da al futuro papá, que está igual de ilusionado con la venida del peque y que sufre el embarazo como el que más. En mi caso me siento totalmente apoyada por mi pareja, que aparte de todo lo que ya os he relatado, me cuida, me mima, me dice continuamente lo guapa que estoy y lo que me quiere. Yo quiero hacer hoy, a quince días de dar a luz, un homenaje a los futuros padres olvidados y reconocer públicamente que sin Patri todo esto hubiera resultado mucho más costoso y que tengo el auténtico convencimiento de que el hecho de que esté pasando un tan buen embarazo y que me encuentre radiante no es ni mucho menos suerte ni casualidad. Es que estoy feliz y eso se tiene que notar. Y en gran parte gracias a él…

Pues eso, mucha gracias Patri.