miércoles, 12 de noviembre de 2014

LIBROS, RECUERDOS Y OTRAS TERAPIAS NECESARIAS

Uno de los momentos que más me acuerdo de papa, es cuando reviso recuerdos, libros y trastos viejos. Hace poco desmantelando la buhardilla familiar y hoy sin ir más lejos los libros de la estantería del salón, bien sea para ordenarla bien sea para donarlos a una librería solidaria, este proceso y en general la remolición de recuerdos, me crea una catarsis necesaria, mientras decido que libros se quedan y cuales se van.
 Cada libro tiene una historia, una carga sentimental, más o menos profunda, marca un hito y algunos me parten el alma. Aprovecho la selección, como la de hoy, y hago catarsis, y reinicio el disco duro y también como ahora mismo repito el duelo, suelto algunas lágrimas y la tristeza me acampa y me remuevo por dentro...

  Separo los libros pendientes de leer, que nunca leeré, me regodeo en mi colección de Anaya juvenil, que se positivamente que, también, nunca leeré...
 Se quedan libros con dedicatoria o de significación profundisima, se van todos los demás y algunos también de estos últimos de los que me puedo desprender... 


Los libros como los recuerdos de infancia y adolescencia son objetos que nunca retomaremos pero que conservamos en algún lugar inexpulnable de nuestra casa, desterrados a algún trastero o en la casa de vacaciones familiar... sitios a los que nunca volvemos, únicamente para hacer una nueva selección de lo que nos quedamos y de lo que se va y solo nos acordamos y los vemos en ese momento de selección, porque si estuvieran más presentes en nuestra vida socavarían nuestra alma hasta dejarla hecha trizas....