miércoles, 21 de mayo de 2025

Amistad y Compromiso

 

Una vez al mes quedaban a comer. Destripaban entorno a la mesa la actualidad internacional y nacional y de paso se contaban los avatares de sus vidas.

Su amistad era tan longeva como su vida, ya que nacieron el mismo dia, pero en años consecutivos. Vivían  en la misma calle, pero en números enfrentados. Los padres militaban en el mismo partido político pero con diferentes profesiones.  Todo lo cual propició una amistad que tenía tantos años como sus propias vidas.

Fue la mudanza del menor quien puso distancia en la primera juventud, aunque sin dejar saber el uno del otro. Recuperaron relación con la boda del huido que busco a su amigo como testigo. Los años de crianza del menor de nuevo les separaron. Fue un episodio de salud grave del mayor quien los unió definitivamente.

Cuando ves la muerte de frente la gente que te rodea se convierte en la prioridad. De hecho, por este camino común el menor perdió a su padre, el mayor a su madre. La medio orfandad los unió.




Cumplidos uno los 52 y el otro los 53. Hecha la vida personal y profesional. Sorprendió el mayor con compromiso de boda. Argumento la edad avanzada del padre, 11 años de convivencia y otras consideraciones sobre sus mascotas que les eran de vital importancia. El menor acogió la noticia con ilusión por la felicidad perseguida de su amigo.

Como cada mes terminaron la comida con amplia sobremesa destripando actualidad nacional e internacional y contándose, de paso, los avatares de sus vidas.

viernes, 9 de mayo de 2025

La Chispa de la vida o de la muerte

Relato Inspirado en Cuentos de Soldados y Civiles de Ambroise Bierce

en Madrid, a 8 de mayo de 2025

Atardecía en la colina de Alabama. El cañón rugió de nuevo. El joven ayudante del artillero se afano en limpiar la  boca. El viento distribuyo por la pradera un humo denso y blanco. Puso pólvora directamente de un pequeño barril en el cajetín. Empezó a chispear en el verde promontorio. Con las manos heladas capturo, no sin esfuerzo, una pesada bola de plomo y la introdujo por la boca del cañón. Con la pértiga la empujó al fondo del tubo. El artillero puso la mecha. Ordeno, con voz imperativa, girar el cañón para apuntar. Empezó a llover con más fuerza. Chisco el mechero, pero las gotas impidieron que encendiera. Presto, el chico se quitó la casaca cubriendo con ágil movimiento la acción de encendido. Tras la chispa surgió una llama, pero el viento la apago. El chico se parapeto como cortavientos y el chisco prendió, iluminado sus satisfechas caras. De repente un sonido metálico inundo la cueva que habían parapetado para el encendido. Sus caras tornaron en horror cuando, simultáneamente al  ruido, la punta de un sable de acero yanki apago la llama en la base del chisco.

Entonces se hizo la oscuridad bajo la casaca gris de la Unión.