lunes, 31 de marzo de 2008

OFICIALMENTE, PATRICK

Desde que tengo memoria mi nombre me ha acompañado como una sombra maldita. Cuando nací pude llamarme Fernando, como mi padre, pero poco antes murió Fray Patricio, un padre capuchino que era tío de mi madre y que consagro la unión de mis padres, cuyo fruto fui yo. Por eso y por la tradición de llamar a recién vivos como a recién difuntos me bautizaron Patricio, y con resignación lo he llevado hasta hoy.

Es cierto que fui un niño muy deseado, y eso a pesar de nacer en plena crisis del petróleo y aún dando guerra Franco. No sondeo en la memoria de mi infancia noticia alguna de disgusto con mi nombre. El único acontecimiento memorado sobre el particular fue un inesperado pero saludable cambio de colegio, debido a una expulsión provocada por mi naturaleza libertaria y reivindicativa (de la que en otra ocasión hablaré). Lo cierto es que recuerdo que cuando se hizo efectivo el cambio, exprese mi voluntad de que me trataran de Patri, que a más formalidad quedo en PATRICK. En el fondo este hecho refleja mi disconformidad temprana con mi nombre al que nunca ví con agrado, ayudó a ésta que coloquialmente amigos, familiares y conocidos utilizaran siempre el diminutivo.

Para que voy a negarlo, siempre he sentido un cierto desprecio por la gente que utilizaba el PATRICIO, aún hoy cuando lo hacen, aunque sea en broma, y siempre con un cierto aire de recochineo, se me hincha la vena del cuello y me entra una “malaleche” de mil pares de cojones.

El día 24 de Marzo completé los últimos trámites y por fin me dieron el dni-e con mi nuevo nombre. Porque, aunque no lo parezca, no lo siento como el mismo nombre contraído, sino como una forma de nombrarme totalmente nueva, y cuando se pronuncia en instancias oficiales que antes utilizaban el dichoso PATRICIO, encuentro dulzura y sosiego y paz de alma. Así que desde ya y oficialmente pueden llamarme PATRICK, o si les extraña PATRI, como ya lo hacen.

Lo malo es que esta manía del nombre la estoy extrapolando a mi familia y de esta forma RODRIGO me suena tan ajeno como MACARENA, y me gustaría que en la guardería le llamaran RODRO y que la familia Vargas la llamara definitivamente MACA.

4 comentarios:

  1. Querido Patri,

    por fin ato todos los cabos.

    Siempre me ha sorprendido tu rechazo a tu nombre y tu "beligerancia" al respecto. No he presenciado ni una sola vez en la que, refiriéndose alguien a ti como Patricio, no le hayas corregido, nunca cariñosamente y a veces un poco bruscamente, debo decirte. También me llamó la atención que, un día que Rodrigo no atendió alguna carantoña de alguien que le decía "Rodrigo, Rodrigo...", dijeras "claro, es que no atiende por Rodrigo, se llama Rodro".

    Yo, por ejemplo, no sé ni cómo me llamo. Quiero decir que yo me llamo Juan como podría llamarme Faustino, a mí me llaman tanto Juan como Juanma y Juanito, y aunque me gusta más uno (Juan) que otro, jamás en la vida le he dicho a nadie "oye, que no me llames Juanma". Incluso hay gente ajena a mi familia que, habiendo oído a los míos llamarme "Juanito", se ha permitido la misma confianza. Yo, encantado. Bueno, no encantado, sino neutro. Que la gente me llame como quiera, como le surja. Lo veo más una cuestión del otro, no mía. Le concedo cero importancia.

    Fíjate que una chica amiga de Natalia me llamaba Jose, y no le dije nunca nada para no violentarla...

    Lo que más me asombra, sin embargo, es que sientas cierto desprecio (según dices) por quien, hasta la fecha, te ha llamado por tu nombre, sabiendo como sabes que muchas de las personas que hemos podido cometer ese "error imperdonable" te queremos mucho. Quiero pensar que no habrás querido decir realmente "desprecio" (¿o sí?), pero no comprendo cómo una cosa tan banal (al menos para mí) puede despertar en ti sentimientos tan "intensos" como el desprecio o algo parecido a él por la gente que te rodea y que te quiere. Por lo que a mí respecta, a veces te he llamado Patricio por puro... no sé, por puro automatismo. "Oye, Patri... Patri... ¡Patri, que estás sordo! ¡¡Patricio!!". Por ejemplo. ¡No te voy a llamar "Antonio María Rouco Varela"!

    No puedo evitar, ni lo pretendo por supuesto, que a ti te dé igual cómo te llames. Pero sí te reconozco que más de una vez me ha sorprendido, e incluso me ha molestado un poco, que me corrijas (a mí o a otros) al referirnos a ti como Patricio, como si te estuviéramos haciendo una putada adrede. Ahora compruebo que esta cuestión es lo suficientemente importante para ti como para modificarla en el propio Registro Civil -lo cual me asombra, pero es una opinión personal, claro-, y que además, a lo mejor te creías que cuando te estaba llamando Patricio te estaba fastidiando a propósito (!!!). Pues bien, si es así, estás completamente equivocado, aunque me temo que ya es tarde porque ya le has puesto un remedio que, para mí, era totalmente innecesario. Desde mi punto de vista, cada uno se llama como se llama y se acabó. Y si a uno le llaman por su nombre y no le gusta, pues se aguanta. Y si no, pues sienta a todo el mundo a la mesa y le dice sosegadamente: "Mirad, aunque me llamo Patricio, no me gusta nada ese nombre así que os agradecería que me llamarais Patri". Todo esto, insisto, es opinión personal, que seguramente será la misma que la de algunos de los que te hemos llamado alguna vez por tu nombre en estos años. Tu opinión (la que has transmitido en tu post)es otra y me parece muy respetable, aunque creo que es poco transigente respecto a los demás.

    En fin, sabiendo que es una cuestión de tanta importancia para ti, intentaré no volver a hacerlo. Espero que tengas paciencia con quien, equivocadamente, te llame Patricio; piensa que nadie (yo no, desde luego) quiere hundirte en la miseria por llamarte así.

    Ahora eso sí, por lo que no paso es porque a Rodrigo le llamemos Rodro... Quiero decir, que cada uno le llame como quiera, yo te aseguro que le llamaré como me venga en cada momento, por mucho que te pesen (¿por qué te iba a pesar? ¿No es el nombre que le has puesto libremente a tu hijo?). Personalmente "Rodro" me parece feo (el nombre, no el niño jajaja) y dudo mucho que le llame así, salvo que sea cuestión de vital importancia para vosotros...

    Pero... ¿de verdad ésta es una cuestión tan importante?

    Besos y abrazos

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  2. Estimado Cuñado, digo Juan!

    Como siempre que haces comentarios en MI BLOG, estas acertado en una parte, correcto en demasía e ingenioso siempre.
    Por ir por partes y corresponder a tus palabras y en aras de un buen entendimiento, comento tu comentario, valga la redundancia.

    Respecto a la brusquedad de trato, no negaré que tengas razón, pero es que para nada me identifico con Patricio. Creo que el nombre es uno mismo y si bien a ti no te importa que te llamen José, yo eso no lo soportaría, por tanto la importancia de este particular es subjetiva. Lo que a ti te parece una tontería para otro puede ser una montaña.
    Respecto al tema de tu nombre, yo suelo hacer una pregunta cuando conozco que se da una pluralidad de formas de nombre y es ¿cómo te gusta que te llamen?. Confieso que te he llamado Juanito, quizás más en tercera persona que personalmente y siempre teniendo esa referencia a través de tu hermana. Espero que me consideres tu familia y por tanto no ajeno.

    Por otro lado el desprecio es, cómo lo diría, una licencia literaria, espero no tener que sentir nunca esto por nadie que me nombre como Patricio. Pero sí que me produce cierto desasosiego, no lo puedo evitar, y se que el 95% de los casos no lo hacen aposta. En realidad en los casos en los que la gente me llama así por desconocimiento no siento cabreo hacia la persona sino hacia el hecho en sí. Además, cuando lo hacen a sabiendas de que me molesta, ahí si que llega el verderdero desprecio, aunque lo hagan de coña.

    No comparto tu afirmación de que cada uno se llama como se llama y se acabó. Cuando los curas se ordenan pueden cambiar su nombre, porque en el fondo se sienten renacidos, así mismo en el Bautismo (de adultos) y en la Confirmación católica se puede cambiar el nombre, en nuestra ley también y todos estas actos someten a la voluntad del propio individuo una cosa tan personal como es el nombre, claro que es mi opinión. Prefiero hacerlo así, oficialmente, que reunir al personal o decirles de uno en uno: “os agradecería que me llamarais Patri”. Y aun así en el trabajo me llamarían Patricio, cuando llegara una multa seria a Patricio y esa una retahíla de detalles oficiales (para mi) insufribles.
    Respecto a lo de Rodro, tienes toda la razón y espero no contagiarle este trauma del nombre, no obstante por mi le hubiera puesto Rodro oficialmente, pero como sabrás tú que te casaste antes que yo, la decisión es de dos.

    Gracias por estar, por tus comentarios y espero que pronto te animes con tu blog, para que los que no recibimos la revista del colegio del Pilar podamos leerte.

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  3. Querido Patrick.
    Por un lado, entiendo tu cruzada...por otro lado, me parece darle demasiada importancia a algo que verdaderamente lo considero banal,

    Verás.
    Al nacer mis padres me llamaron Srichaleo, pero en la zona de Asia, en el entorno familiar, nadie llama por su nombre propio a las personas que quieren, para ello utilizan un mote, un apodo que le caracteriza y que será el tótem de esa persona toda su vida, en mi caso Nu.

    Un, significa pequeña, menuda, ratoncito.

    Si analizas los nombres, la contundencia de Srichaleo, no tiene nada que ver con el sosiego y la simpleza de Nu.
    Cuando llegué a España, una monjitas con buenas intenciones cansadas de pronunciar mi nombre anti-crstiano, decidieron cambiármelo y pasé a llamarme Maria Paz.
    Con el tiempo el nombre pasó a Paz., ¿crees que me importó?....entre tanta transición, me llamaban flaca, china, chinita..quedándose este como más habitual entre los amigos.

    Hoy en día en mi DNI aparece Srichaleo, me gusta…pero sólo lo uso para rellenar papeles.
    Coloquialmente y en el trabajo me llaman Paz…y mis amigos me llaman Chinita.
    ¿Crees que es importante que aparezcan los tres nombres en el DNI?

    Yo creo que no.
    Lo importante es cómo te sientas tú, no lo que digan oficialmente.
    Creo sinceramente, que lo importante es el nombre que eligieron para ti tus progenitores.
    Imagina por un minuto que a Rodrigo cuando tenga uso de razón y tenga mayoría de edad, no le gusta el mombre que a vosotros le habéis puesto, que en realidad, no quiere llamarse ni Rodrigo , ni Rodro…ni Ro…lo que en realidad quiere y es que es que se lleva mazo, quiere cambiarse el nombre y llamarse Kevincosner de Todos los Santos, así…a palo seco….si, es muy radical, pero es una posibilidad.

    Pero si para ti lo importante es lo oficial y lo que ponga en un papelito, eso ya…es otro cantar.

    Un abrazo

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  4. Pues Rodro no le llamaré jamás a mi nieto porque me parece muy duro y muy feo
    Macarena es un nombre precioso y poco frecuente no te quejes porque la sustitución de nombre de mi nieto es horrible

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